Podemos leer o no leer. Pero, si no leemos, es como si no quisiéramos ver más el sol. Como si no quisiéramos mirar más allá. Como si renunciáramos a salir de nuestra habitación y a conocer todo lo que ocurre más allá de nuestros ojos. Y fuera de nuestra habitación existe todo un mundo que no podemos siquiera imaginar.
No leer es vivir con los ojos cerrados, pasear sólo por una calle y renunciar a todas las calles del mundo, a todas las ciudades, a todos los paisajes que sabemos que existen, a todos los misterios, a todas las fantasías.
Si leemos nos trasladamos desde donde vivimos hasta lugares que ningún hombre podría alcanzar jamás sin los libros. Porque cada libro es un viaje que nos transforma, un viaje al pasado o al futuro, al amor o a la traición, un viaje al interior de los hombres, al lugar donde habitan las pasiones. En los libros conocemos a los dioses, a los héroes y a los asesinos. En los libros está la historia del ser humano. Lo que ha sido, lo que es, lo que somos. Por eso leer no es obligatorio pero es necesario para conocernos a nosotros mismos.
J. SANTOS SANCHEZ
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